Fui al cine después de mucho tiempo. Me gustó. Una fotografía
impecable, maravillosa. Representa escenas de la vida en un par de villas
porteñas.
La película absorbe varios registros de esa realidad; en un
momento de la noche unos muchachos caminan por los pasillos angostos y de una
de las casillas de chapa escapan los flashes de las televisión encendida; el
grito del conductor Marcelo Tinelli que les da la “bienvenidaaaaa”.
Me quedo con eso por
un instante: viven en la pobreza pero ven en la televisión la imagen de la
prosperidad. De una supuesta prosperidad. Y pienso que esto puede generar
violencia a varios de ellos, que están afuera. En esa imagen repetida ven a la
gente con todos los dientes, blancos y parejos, ven los cuerpos perfectos. Ven
los autos nuevos, brillantes. Ven el éxito y el lujo presentado de una manera
sensiblera y simplista. En otras palabras, reciben una polarización comunicada
de manera amigable.
Tal vez saben que son receptores, jamás generadores de contenidos, sólo quizá de alguno alternativo. En ese ámbito también están marginados. Y están acostumbrados a eso; a ver el éxito pasar por delante; el original y el falseado. Digo que ven las cosas pasar y me quedo corto: son ametrallados con un mensaje que les entra en la carne y después sangra.
Tal vez en la villa están resignados ante esa
prosperidad. Y tal vez porque
estoy más cómodo que ellos me niego a la resignación ante esa prosperidad
berreta, de lentejuelas. Me niego.
4 comentarios:
100% de acuerdo con esto. MPR
Peralta querido,
Esto nació viendo esa película. La viste?
Y se enriqueció con las opiniones de tres de mis hermanos. Pues yo les conté con algo de vergüenza que me sentía un analfabeto de la cuestión social villera.
Tomas me dejó en claro la distancia entre el estereotipo de la prosperidad que nos venden y el que necesitamos realmente como sociedad. Luego me aportó su visión sobre la batalla cultural: para él ellos sí pueden librar esa guerra. Es más, entiendo que el gordo cree que son los únicos que pueden. Y me dijo que no podemos resignarnos a la desesperanza. Me lo expresó de un modo que yo salí pensando lo mismo. Es un ídolo.
Ele me dijo que pensaba que en las villas porteñas no es comida lo que falta. Yo creía que sí. Ja, que ignorante de Bella Vista. Dijo que tal vez no había calidad alimentaria en la dieta, pero que el problema es la marginación, el no pertenecer a una sociedad. Y por otro lado un tema que luego me comentó Luisma: la falsa ilusión de que esforzándose uno puede llegar a triunfar, de que somos todos iguales.
Luisma me tiró una mirada más macro, más política, más cruda y pesimista. Me dijo que no es sólo violencia lo que genera este tipo de estereotipos. Y fue explicativamente hondo con eso; en un momento me expresó que allí los deberes de los ciudadanos son prácticamente inexistentes –supongo que en ese estereotipo que se propaga- y que el sentido del esfuerzo y del sacrificio es boicoteado. Así se construye un sujeto débil para él. Y gracias esto la sociedad se empobrece dramáticamente cada día en varios aspectos. Luego me dijo lo del doble mensaje que tocó Ele. Y el tema lo llevó al capitalismo argentino que en nuestro país, dice, no tiene frenos.
En fin, largo y tendido.
Abrazo bro
Jp
Q bueno Juan...
Q suerte que entré a ver los comentarios, sino me perdía la mitad del jugo! Gracias!
Calu
Claret, prima, cómo estás?
Contame cómo va tu vida Sanmartineana?
Por favor!!!
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