lunes, 4 de agosto de 2008

una madrugada clara

Yo no sé qué fue primero. Si lo vi en una página o en el campo. Era una madrugada fría, de eso estoy seguro. Todavía no clareaba cuando observé una tropilla; recuerdo que la madrina iba sin cencerro, como para que no hacer ruido. Hasta el campo estaba en silencio, como recogido. Cuando estuvieron más cerca pude distinguir que detrás de los animales venían montados dos paisanos. Noté que uno de ellos estiraba el brazo señalando las luces titilantes de un pueblo lejano. Por el vapor de la boca de uno de ellos noté que algo le comentaba a su compañero.

Años después leí lo que había visto y comprendí:


Cruz y Fierro de una estancia

una tropilla se arriaron;

por delante se la echaron

como criollos entendidos,

y pronto sin ser sentidos

por la frontera cruzaron.



Y cuando la habían pasao,

una madrugada clara

le dijo Cruz que mirara

las últimas poblaciones,

y a Fierro dos lagrimones

le rodaron por la cara.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola Juan Pablo, muy buena imagen y muy acertados los versos. Es notable la unión de la imagen y la palabra, cuando eso sucede no se recuerda, es verdad, qué fue primero. No es necesario hacerlo.
Un beso.
PD: ¿te han llegado mis mails con las fotos y el poema?