martes, 20 de octubre de 2009

Mis cuadernos

Todavía no sé para qué invierno los junto. Anotaciones encerradas en tapa dura, color crema, Rivadavia. Empeñado en recortar y pegar notas que nadie más que yo leerá; allí van a parar barcos hundidos, islas desiertas, tesoros enterrados en poetas, miradas, cantos, desperdicios de grandes pensamientos, tardes de lluvia y hasta pelajes de caballos. Cada vez que puedo, a un objeto le pongo una palabra. Y a cada palabra un sesgo. Entre esas tapas guardo mi mejor tiempo, el tiempo del nacimiento.

4 comentarios:

Ele dijo...

Un lindo hábito, hermanito... algún dia, yo lo se, esos manuscritos van a parar a algún museo.

PD: les tengo una sorpresita!

Juan dijo...

Elenao, queridita,
Siempre con ese vicio de ser tan hermana mía. Tendrías que doblar los comentarios para el lado de la objetividad, que es lado duro. Por otra parte, y como siguiendo la bajada, te cuento que espero que mis anotaciones no terminen en un museo, sería como mandarlos al geriátrico de los cuadernos. Aunque valgan su peso en historia, casi nadie va a los museos, ni si quiera al de La Plata.

PD; contá de la sopresita….

Silvia dijo...

Pues yo estoy con tu hermana, quién sabe donde pueden acabar? y si no es en ningún museo quedaran para que en cualquier momento las vuelvas a recuperar y con esas anotaciones crees historias tan hermosas como las que estoy leyendo :)

Juan dijo...

Pasajera del blog: así es, calculo que alguna vez alguien las leerá. Ojalá que no en la vidriera de un museo. Prefiero que sean mis hijos en algún lago del sur, frente a un fuego, en un viaje por el norte o en algún tren en movimiento.