martes, 22 de diciembre de 2009

Pensar es urgente

Muy urgente. Que el razonamiento brote de nosotros, no de los otros.

Es urgente llenar de contenido las palabras, mirar y no dejar que nos lo cuenten, caminar con los ojos abiertos, sin polarizados. Es urgente que no repitamos. Es urgente interrogar, no imitar. Es urgente. Sin soberbia, sin la solemnidad de la mano en la pera, sin imperativos. Sin recibir las balas de los habladores. Es urgente, sin profetas de micrófono. Sin reflexiones sobornadas ni diagnósticos enfermos.

Es urgente hacerlo desde nuestro lugar, que es singular, único y que no repite una sombra igual en la tierra. Es urgente ser un aporte nuevo, una voz nueva. Con vocación de indagar, no de ganar.

Es urgente tallar nuestro propio pensamiento, no comprarlo terminado. Estrujar las situaciones hasta secarlas. Es urgente penetrar en las cuestiones, rodearlas, palparlas, descubrir sus aristas, traspasar la corteza de lo obvio y lo estúpido. Pensar es urgente

2 comentarios:

Raúl dijo...

Hace algún tiempo, hablando con unos amigos, llegué a la conclusión que la única revolución posible, en estos momentos, está en nuestro interior. Ese espacio verdadero donde habita la libertad fundamental del ser humano, donde ningún pensamiento puede ser cohibido ni encerrado, donde las palabras gastadas vuelven a tener su sentido primigenio y su fuerza. Ninguna otra revolución puede llevarse a cabo porque al final sería insertada en el sistema y vendida como cualquier otro producto. Por eso la acción de pensar por uno mismo necesita revivir en nuestros días.

Juan dijo...

Raúl,
Gracias por compartir ese pan. Estoy seguro que la revolución -palabra violada y devaluada si las hay- tiene que partir de nuestro interior. El diccionario, en una de sus tantas acepciones, afirma que la revolución es el cambio rápido y profundo en cualquier cosa. Creo que esa es la interpretación más rica, la que no habla de violencia pero sí de la profundidad, es decir de lo hondo del pensamiento. Ya me desbarranqué.
¿De dónde sos?