jueves, 10 de abril de 2008

En la cumbre del Fitz Roy

Sebastián Letemendía no era montañista pero le gustaba la montaña.

Cuando era joven había subido El Tronador con un amigo, allí se recibió de andinista. Hace poco tiempo, ya con 40 años, fue a Bariloche, buscó a los hermanos Fiorenza y les dijo que quería que lo lleven a la cumbre del Fitz Roy. Se había vuelto loco.

Pero los Fiorenza estaban aún más locos que él, y lo mandaron a entrenar durante más de un año. Luego de ese tiempo se fueron juntos a la base del cerro, cerca del Chaltén y pasaron otro mes esperando que la montaña diera su visto bueno.

Después de un ascenso desesperado sacaron esta foto en la cumbre, a última hora de la tarde. Faltaba el descenso nocturno.

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