jueves, 31 de julio de 2008

Mi crédito

Como el Banco no me prestaba plata, saqué un crédito de historias.

Al principio los únicos que me prestaron fueron los chicos y los viejos, porque eran los que menos entendían. Así fue que hipotequé unos años de mi vida con ellos. Un tiempo después como los árboles observaban mi esfuerzo ellos también sintieron que podían confiar. Y convencieron además a las nubes para que me secundasen. Unos días después llegaron los pájaros reclamando que ellos querían formar parte de la función. En la semana siguiente se presentaron el cielo, el camino, el mar, la noche con la luna y la música.

Tengo la vida hipotecada, pero los intereses siguen siendo míos.

Cada día devuelvo un poco.

3 comentarios:

Paula dijo...

me hiciste llorar de belleza y ternura. te quiero mucho

pablo cholvis . dijo...

Y un blog te lleva a otro..., y dando vueltas pasé por tu sitio..., y bueno..., acá estoy, me quedé nomás, no pedí permiso pero al comenzar a leer los textos que acompañan tus imágenes la invitación ya estaba hecha y la seguiré aceptando en más oportunidades. Un abrazo.

Juan dijo...

Hola Pablo,

Ni hace falta que pidas permiso; un alegrón que un fotógrafo le pegue una mirada a mis miradas. Te espero en cada una de las historias, las visuales y las otras.