
Señor Larregui, si usted no se ofende yo le pediría prestada su vida. Pero no para vivirla, menos para caminarla, sólo para contarla. Con ese regalo yo tendría para ocupar tres vidas mías. Viejo porfiado, préstemela, usted ya vivió demasiado. Usted ya cargó una carretilla desde Santa Cruz hasta Buenos Aires. Usted anduvo medio congelado por la estepa, usted rumbeó para Santiago del Estero y siguió para el norte. Sin soltar la carretilla, usted descubrió las Cataratas del Iguazú con ojos de niño y se las quedó mirando para siempre. Se lo ruego, vasco insistente, o la muerte habrá curado su locura y su recuerdo.
2 comentarios:
Hermoso fue leer, imaginar y contemplar
Gracias por entregar este momento para quien quiera servirse
Hola Lorena, me alegra que te haya gustado el textito. Si querés recomendar alguna historia, alguna vida, algún horizonte, adelante.
Un beso,
Juan Pablo
Publicar un comentario