Creo que no sabe hablar. No sabe hablar sin contar una historia.
Mientras va contando interroga con los ojos, y sin que le digan nada, le toma la temperatura a su propia narración. Verán que todos sus personajes tienen nombre, apellido y apodo. A todos ellos los conoce. A todos les ha estirado su mano en alguna esquina; ¡que manera tan franca de mentir!
Mientras va contando va riendo y en ese andar su imaginación va corriendo. Pero corre tan rápido que alcanza a la realidad… y se la come. Y la mastica. Luego los hechos crecen dentro de él.
Ya no importa lo que sucedió en la realidad, sino lo que él dice que pasó. Así el suceso real se vuelve mucho más real. Panchito cocina historias creíbles hasta volverlas increíbles
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