martes, 30 de junio de 2009

A la sombra de la higuera

Vean ustedes esta historia. Se trata de una higuera, una higuera que decidió salir a caminar. Si alguien quiere probar su veracidad puede ir a conversar con Alberto, su protagonista. Vive a unas cuadras de mi casa y lo encontrarán siempre en la vereda.

Todas las mañanas, desde la puerta de su casa, Alberto veía pasar para el lado del almacén a un viejito. Decirle anciano sería un atropello. Pasaba lento, encorvado, con una bolsa a rayas en una mano y un bastón en la otra. Alberto lo miraba y el viejito lo saludaba levantando la mandíbula, sin desocupar sus manos venosas.

Una mañana Alberto lo detuvo apoyando su mano en el pecho. Levantó su dedo, murmuró unas palabras y entró apurado a su casa. Claro que el viejito no entendía nada pero enseguida vio que Alberto volvía con un lindo bastón, de empuñadura plateada. Extendió su brazo derecho y se lo ofreció, mientras señalaba con la mano izquierda el bastón del viejito. El viejito miró su achacoso bastón, puso cara de sorprendido y lo entregó. A los pocos minutos iba rumbo al almacén ayudándose de su lustroso y nuevo compañero.

Alberto volvió a entrar, buscó la pala, hizo un pozo y sembró el viejo bastón. Ya lo dije, vive a unas cuadras de mi casa, lo encontrarán siempre en la vereda, a la sombra de la higuera.

3 comentarios:

Soledad dijo...

Muy bueno, lo escrito y todo el blog en si.
Saludos.

Juan dijo...

Gracias por tu paseo, Soledad.
Sos fotógrafa?
Jp

Anónimo dijo...

Hola Juan Pablo, hoy después de muchos días he vuelto a leer tu blog.Lo que me ha llevado hasta aquí en ésta oportunidad es recuperar una poesía que puse en tu escrito sobre el Che; y me he quedado leyendo. Muy bueno como has seguido,te admiro, yo he borrado mi blog en un ataque de furia,ja... y he perdido cosas que no sé si recordaré algún día; pero bueno, aquella vez que entré a tu blog lo hice buscando una luna anaranjada, hoy buscando algo mío, lo he encontrado. Gracias por seguir acá.
Saludos.
Olga