Mata a la mitad de sus consumidores. En los países empobrecidos, se hace cada vez más fuerte. En La Argentina, la cuota de los impuestos a las tabacaleras no cubre ni la mitad del gasto público en materia de salud destinado a enfermedades relacionadas con el tabaquismo.
El tema apenas se discute. Sólo los especialistas hablan. Más lejos aún vienen marchando las leyes para proteger a la población, que deben sancionarse en el Congreso donde los lobistas (¿de lobo?) de las provincias tabacaleras –Salta, Jujuy, Tucumán, Misiones, etc- saben hacer escuchar sus aullidos.
El lobo está suelto, las ovejas atadas. El resultado es el descontrol: cada vez más nicotina en el cigarrillo, más publicidad en la calle buscando captar un público cada vez más joven, más plata para las tabacaleras y sus peludos generales.
Jp
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