miércoles, 12 de enero de 2011

La confianza, genera confianza.

Y la desconfianza, desconfianza. No lo sugiere un pastor protestante. Lo asegura el economista Ernesto Schargrodsky, decano de la Escuela de Negocios en la Di Tella. Lo que él dice, entre otros números, es que el Estado debe procurar entregar títulos de propiedad, casas con título. No regalar. Entregar. Y la cola de esa conclusión se alza de un experimento de observación: un día fueron a un barrio de la zona de Solano, donde había habido un asentamiento en la época de la dictadura. Los ocupantes estaban convencidos de que era tierras fiscales. Sin embargo, tenían 13 dueños distintos.

En aquel entonces hubo un intento de desalojo con violencia pero luego se sancionó una ley de expropiación y el gobierno ofreció un plan de pago a la medida de esos vecinos. En ese entonces la mitad de los dueños aceptó la oferta del estado y la otra mitad, la rechazó. Hoy viven uno al lado del otro, pero mientras una familia es propietaria, la otra, no.

“Si ahora vamos a caminar por el barrio”, explica el economista, “no tengo que decirte cuáles son las tituladas, y cuáles no. Salta a la vista: las tituladas son ostensiblemente mejores. Pero hay otras mejoras: las familias son menos numerosas, por lo que los padres invirtieron mucho más en sus hijos. La finalización del secundario subió fuerte, en un 25 por ciento, acercándose al promedio de la sociedad. Son mejores las condiciones de salud: mejor peso para la altura. Y finalmente, las creencias de las familias tituladas se acercan más a la cultura de la clase media: creen que esforzarse es necesario para llegar a ser alguien en la vida, confían más en el otro y ven al dinero como algo necesario para ser feliz”.

No hay comentarios: