sábado, 12 de julio de 2008

Guevara

Lo imagino anotando en su cuadernito.

Y a su lado, el fúsil apoyado en el ángulo de la pared.

Nunca lo escuché, pero a veces siento que ha escrito como hablando, de manera franca, casi ingenua.

Fue médico y enfermo a la vez, tanto en la salud como en la revolución.

A veces no entiendo. No entiendo como en su única mochila cabían la caja de balas y el mar de Neruda. No entiendo qué tiene que ver la estrategia militar con los versos de León Felipe. Cómo hizo para abrazarlos en su mirada, cómo pudo reunir en él el diálogo y la disputa, la paz y la guerra, la vida y la muerte.

Todos conocen el final del guerrillero. Todos han visto su cara y alguno hasta lo comprendió. Yo lo intento y lo intento. Sé que no fue indiferente, sé que no fue un ignorante, sé que no fue un inocente. Y eso me alcanza para quererlo.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Sabés Juan Pablo, yo creo que él cargaba con todo eso en su mochila, y sabía muy bien lo que pesaba; en soledad habrá sopesado cada cosa que llebaba, una y mil veces; y tanto lo hizo que no dudó en perderse él mismo, de entregarse por lo que le pareció más justo.
Un placer leerte.
Un beso.

Anónimo dijo...

Naná,

Gracias por leerme.

Yo no estoy seguro de lo que realmente sabía, de lo que pensaba que iba a pasar. Sin embargo allí iba.

Anónimo dijo...

Muy bien sentido.

MPR

Anónimo dijo...

Juan Pablo, arreglame la b de llevaba, por favor. Me preocupa mucho equivocarme y no corregirme; y vos que sos periodista lo debés saber muy bien; aunque muchos en televisión se equivocan y no dicen, perdón, ni se rectifican.
Un saludo

Anónimo dijo...

Hola Juan Pablo, he pasado por tu blog y leí lo que pusiste sobre el Che; te mando este poema que he escrito;
Un saludo.
Naná

Su promesa

Primero fue la inquietud
y una promesa dada;
luego el camino del sur,
del oeste, y del norte
y cualquiera, ¿ qué más daba?
si hay gente en el fango por todos lados,
si los enfermos y los oprimidos
no tiene dirección ni casa donde morir.
Después fue el servicio a la vida
con la propia vida en el blanco;
un ideal de justicia a las manos heridas,
a la explotación encarnada.
Al final fue huella indeleble, su paso;
su promesa, una medalla de honor bien ganada,
y su muerte, el grito eterno de la revolución.

Anónimo dijo...

Aprovecho la vueltita que siempre doy por tu blog para dejarte por primera vez un comentario. Muy lindo el texto sobre el che, creo que supiste materializar la contradicción, lo humano, lo que le escapa a esa cosa rígida del mito. Yo comparto lo que decís sobre el che, y con eso también me basta para quererlo. Gracias JP! Abrazo interminable. Fran

Juan dijo...

Fran,
no sabía que algún "Fran" visitaba mi blog; que buenísimo! ¿Sabés? tu saludo escrito se parece a la voz de un gran amigo mío. El amigo del que hablo es pampeano. ¿vos?

María de los Ángeles dijo...

Estoy descubriendo tu blog y, además de otras bellas historias contadas con imágenes y letras, me encuentro con esto tan lindo sobreel Che. No quería dejar de saludarte...
María

Juan dijo...

Hola María, cuando empecé a escribir este blog pensé que no lo leería casi nadie. Por suerte me equivoqué una vez más. Ahora me pregunto de qué manera llega la gente a este blog. Y qué es lo que busca.

Con un abrazo,

Juan P.