domingo, 16 de agosto de 2009

Allende


«Hoy nos ha nacido un Salvador»
Salmo resp.


No temais, hoy ha nacido en la tierra de los poetas. Salvador, capitán de hundido barco, abordado de piratas de tibia y calavera. Doctor y gran paciente, pero no de los que esperan, paciente de paz.

Lo eligieron para asumir un coraje pesado, difícil de cargar. Bien se merecía un castigo; por honrado insolente, por legal hasta la ridiculez. Ya verás, le decían, y le mostraban sus colmillos. Con el pecho lleno de Chile y viento prendió la semilla del fuego. En esa tierra flaca y nerudiana flameó su himno de paz. Era un viejo joven, un tigre manso.

Pero también crucificado murió Salvador, con clavos de balas y bombas. Después de matarlo prendieron sus fotos, hasta sus corbatas ardieron. Pobre Hortensia, se quedó sola. Pero todos los jóvenes de Chile fueron sus hijos. Y todos los que tuvieron esperanza, un padre. Ya lo dijo el Ángel, esa estrella os servirá de señal.

2 comentarios:

naio dijo...

ahora me pregunto que relación habrá entre la muerte de Allende y la de Neruda, con tan poco tiempo de diferencia.
¿Qué habrá sentido Pablo? ¿Cuál habrá sido la dimesión de su desilusión? ¿Figurará eso en su historia médica?

Juan dijo...

Hola Naio,

Claro que figura en su historia. El cuerpo de “Pájaro” Pablo no pudo soportar la muerte de su amigo. Luis Sepúlveda siempre relata esos días.

No hay dudas que esa tristeza lo fue matando de poco, le fue secando los órganos. Lo acuchillaron donde más le dolía, en el cuerpo de su amigo. Y al final, los militares lo habían cercado tanto que no conseguían un médico.